jueves, 8 de noviembre de 2012

Mi primer día en la U

Fue un lunes 23 de julio día de inducción en el cual yo me levanté a eso de las 6.00 am, tomé una ducha, desayuné y salí con mi amiga Angie para la universidad.

No les puedo negar que el día anterior miré por lo menos 3 ó 4 mudas de ropa para ponerme, no tenía ni idea de cómo vestirme ni como peinarme. Cuando por fin encontré la pinta que para mí era la más adecuada el problema ya era otro; me encontraba en las puertas de esa enorme universidad y lo único que pasaba por mi mente era ¿qué voy a hacer? Yo no conozco nada ni a nadie ¿y si me pierdo? ¿Y si no puedo con esto y me queda grande? Y así no lo crean aún lo sigo pensando.
Pues así  pasó la primera semana llena de miedos e inseguridades y el temor de hacer el ridículo… pues les cuento que hasta me resbalé en el auditorio… muy penoso ¿no? Pero… ¿qué sería de esta vida si a uno no le pasaran cacharros? Ya aprendí que mis tennis son muy lisos y que tengo que poner más cuidado. Y se llegó el gran día: el primer día de clases tuve clase de derecho con una profesora lo más de formalita que nos dio muchos ánimos y nos dijo que estábamos empezando una de las etapas más maravillosas de nuestras vidas, y que salí yo  diciendo… a esto está muy fácil… pero luego conté con la malísima suerte de llegar a una clase con un profesor muy estricto  que los mejores ánimos que nos dio fueron: ya se tienen que ir olvidando del novio, de los partidos de fútbol, de ir al estadio, de ir a farriar, ya lo único que tienen que amar es esta carrera…
Pues con esos consejos que nos dio, no creo que ningún joven de mi edad saliera como muy contento…
Pero bueno aquí voy midiéndome el aceite y dándola toda para cumplir mi meta de ser una profesional.

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